Este mes, una familia musulmana canadiense fue casi aniquilada después de que cuatro de sus
miembros murieran en un ataque terrorista anteislámico, mientras que el quinto, un niño de
apenas 9 años, resultó gravemente herido. Ese [ataque] se produjo dos años después de que
un hombre armado matase a 51 musulmanes en el otro lado del mundo, en dos mezquitas en
Christchurch, Nueva Zelanda. Ante este odio imprudente, muchos se preguntan qué más se
puede hacer para salvar vidas musulmanas.
Una forma de hacerlo comienza con simplemente: dejar a los musulmanes contar sus propias
historias.
Los musulmanes, a menudo, no pueden siquiera poseer control sobre sus historias más
trágicas. A principios de este mes, se dio a conocer acerca de una película llamada “They Are
Us” protagonizada por Rose Byrne como la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern.
La película no se enfoca en los musulmanes asesinados y sus familias en duelo, sino más bien
se centra en la experiencia de Ardern en relación con los ataques terroristas. A saber, al
retratar el peor caso de islamofobia occidental en años, los musulmanes se reducen (en el
mejor de los casos) a roles secundarios. La propia Ardern ha denunciado la película, diciendo
que su historia «no es la que hay que contar”.
No se puede pasar por alto la pobre representación de los musulmanes, a lo largo de la historia
en Hollywood, y también en otros medios occidentales. Se ve ahí claramente la intolerancia
generalizada que enfrentan muchos musulmanes.
Este año, la islamofobia, que no es solo miedo y odio al islam, sino que también incluye
discriminación y violencia contra los musulmanes, ha alcanzado «proporciones epidémicas».
Las Naciones Unidas informó que casi 1 de cada 3 estadounidenses, y un porcentaje más alto
de europeos, ven a los musulmanes de manera negativa.
La islamofobia se basa en la incomprensión y la falta de entendimiento de nuestras creencias y
el respeto a nuestra noble religión. El potencial de la intolerancia, la discriminación e incluso la
violencia es grande. Para transmitir el islam, como parte del tejido de la cultura y la civilización
humanas, a los musulmanes se nos debe dar la oportunidad para dar transmitir y explicar el
islam a nuestra manera.
Al no ser así, nos enfrentamos a narrativas maliciosas que nos reducen a caricatura: a veces,
perseguidores violentos o perseguidores vulnerables. En el caso de “They Are Us”, somos los
últimos.
El hecho de no poder contar las propias historias no se reduce, solamente, a los musulmanes.
Este mes, la serie intitulada «Kim’s Convenience» fue criticada por su propio elenco por escribir
historias «racistas» y por representar a personajes coreanos meramente tradicionales. La
semana pasada, Lin-Manuel Miranda se disculpó por no incluir a personajes africanos y latinos
en In the Heights. La crítica a “They Are Us” sobre cómo se enmarca la masacre de
Christchurch en 2019 es parte de este extenso contexto, y a la vez refleja cómo se retrata a los
musulmanes.
La amplia imaginación es común en la cultura occidental y la representación real y precisa de
los musulmanes es escasa. Y si esto es todo lo que se retrata en los medios, ¿por qué se puede
ver a los musulmanes como meros actores de intolerancia, violencia y opresión? La
investigación realizada por la Iniciativa de Annenberg revela que los musulmanes ocupan solo
el 1,6 por ciento de los roles de diálogo en las célebres películas occidentales. En este
porcentaje [de roles] el 53,7% de musulmanes fueron objeto de actos violentos y el 32,8% de
ellos fueron autores de actos violentos. Además, casi el 90% de los musulmanes que
aparecieron en la pantalla no hablaban inglés o lo hablaban con acento, y aproximadamente el
60% de ellos eran inmigrantes o refugiados.
A pesar de este contexto, los tiempos finalmente están cambiando. En los últimos años, la
gente se ha embarcado en importantes conversaciones sobre la representación de las minorías
[en la televisión]. A menudo, escuchamos un buen argumento sobre la importancia de permitir
que los grupos marginados se expresen y se definan a sí mismos. En nuestro caso, comienza
con los propios musulmanes.
La campaña #RejectHate de la Liga del Mundo Islámico, que tiene como objetivo combatir el
discurso de odio vía internet, se complementa con un compromiso más amplio de las historias
islámicas. El actor Riz Ahmed, que anteriormente fue nominado a un Premio de la Academia,
dijo que la falta de representación positiva de los musulmanes en los medios de comunicación
se «mide por sus víctimas», y recientemente publicó «El plan para la inclusión musulmana», un
documento que ayuda a los cineastas a compartir las cautivadoras experiencias de vida de
muchos musulmanes de todo el mundo. Este esquema y otros proyectos como la Beca de
Artistas Riz Ahmed Pillars, que capacita y apoya financieramente a los aspirantes a artistas
musulmanes, son bienvenidos y necesarios.
Los que trabajan en las artes, los medios de comunicación y el entretenimiento (musulmanes y
otros) que estén ansiosos y capaces de ayudar a los musulmanes deben expresarse al respecto
y dejar que los musulmanes narren sus historias. Al hacerlo, podemos ayudar a reducir la
escalada del odio contra los 1.800 millones de musulmanes del mundo, que está alimentando
la división a escala mundial.
La representación [en los medios de comunicación y el entretenimiento] puede cambiar la
forma en que se entiende a los musulmanes, ablandar los corazones y cambiar las mentes.
Esto, a su vez, puede transformar a los musulmanes de enemigos y extraños a socios activos en
la sociedad y también como buenos vecinos.
En última instancia, esto es fundamental para un futuro en el que los musulmanes de todo el
mundo puedan pasear con sus familias u orar en sus mezquitas sin temer por sus vidas.
Traducción del artículo del secretario general de la Liga del Mundo Islámico Sr. Muhammad Al
isa publicado en el The Washington Post de 25 junio 2021